domingo, 11 de febrero de 2018

La anciana y los gatos


“La anciana y los gatos” es un cuento que J.M. Coetzee leyó en el marco de inauguración de un seminario en la Universidad Central de Bogotá del 8 al 10 de abril del 2013. El autor hizo una lectura en público de su trabajo que revela las conversaciones de un hijo con su madre, la consagrada escritora Elizabeth Costello, con quien el autor recupera uno de sus personajes más emblemáticos que dan nombre a la novela homónima publicada en 2003, poco después de ser galardonado con el Nobel.

La anciana y los gatos

Le resulta difícil aceptar que, para tener esta conversación corriente aunque necesaria con su madre, deba ir hasta donde ella reside, en este pueblo ignaro de la meseta de Castilla, donde siempre hace frío, donde para cenar te dan un plato de frijoles y espinacas, y donde además uno debe mostrase educado con respecto a esos gatos medio salvajes suyos que se desperdigan por todas partes cada vez que entras en la habitación. ¿Por qué, en el crepúsculo de su vida, su madre no puede instalarse en algún lugar civilizado? Ha sido complicado llegar hasta allí, será complicado volver; incluso estar allí con ella será más complicado de lo necesario. ¿Por qué todo lo que toca su madre tiene que ser tan complicado?
Los gatos están por todas partes: hay tantos que parecen dividirse y multiplicarse delante de sus ojos como amebas. También está la presencia no explicada de ese hombre en la cocina del piso de abajo, sentado en silencio, inclinado sobre un tazón de frijoles. ¿Qué hace ese desconocido en casa de su madre?
No le gustan los frijoles, le van a dar gases. Seguir la dieta de los campesinos españoles del siglo XIX solo porque estás en España le parece una muestra de afectación.